Alfonso Rojo:
Los islámicos no han dado ni un duro
Abc, 19/01/2005.
A la hora de la verdad, los islámicos no han soltado un duro. Los ricachones de Kuwait y los príncipes saudíes, que nadan en petrodólares y llevan años financiando de tapadillo a los terroristas de Bin Laden, han prometido un poco más que España, pero el resto ni se ha retratado.
Sumando las donaciones de Irán, Libia, Emiratos, Qatar y el resto, incluyendo en la lista a gobiernos que han instituido una suculenta pensión para los parientes del terrorista palestino que se inmole en un autobús repleto de escolares israelíes, no llegan a la quinta parte del dinero dado por Noruega.
La solidaridad no debe distinguir colores, credos o fronteras, pero llama la atención que esa cicatería corra paralela con el hecho de que la mayor parte de las casi 200.000 víctimas mortales del tsunami son de credo musulmán.
El país más afectado y el que ha perdido más gente es Indonesia, que alberga en su territorio la friolera de 183 millones de personas y figura destacado como la nación islámica más grande del planeta.
Tampoco China o India han estado a la altura de su tamaño y poderío, pero en disculpa de ambos países se puede argumentar que bastantes quebraderos de cabeza internos padecen, para acudir en auxilio de las jaquecas de los demás.
En cualquier caso y como subraya Jan Egeland, Coordinador de Emergencias de la ONU y nada sospechoso de pro americanismo o de fervor capitalista, «hoy, igual que hace 20 años, siguen siendo diez los grandes países donantes, a pesar de que ahora hay 40 países ricos».
Entre esos diez «grandes países donantes» destacan Australia, Alemania, Japón, Canadá, Francia, Noruega, Gran Bretaña, Italia y Dinamarca.
También Estados Unidos y lo cito por separado y en último lugar, porque no es raro escuchar a profetas de tertulia radiofónica, a los que jamás repararán en la roñosería de los millonarios islámicos, que los norteamericanos deberían haber dado mucho más, teniendo en cuenta su gigantesco PIB.
Es cierto, pero llama la atención que los que dicen esto sean casi los mismos que justo después del desastre del 26 de diciembre, afirmaron tajantes que todo se podía haber evitado si desde Washington hubieran avisado a tiempo de la magnitud del temblor.
Estamos dando a los desventurados del maremoto medicinas, ropa, potabilizadoras, transporte y hasta consuelo. Lo que no hemos podido darles es un culpable y eso es que se digiere mal en los medios de comunicación.